miércoles, 7 de marzo de 2012

TALLER DE HUERTA PARA NIÑOS


Queridos amigos de la huerta!

Con alegría nos acercamos a ustedes para contarles que
el 21 de marzo comenzamos el Taller de Huerta para niños!

La naturaleza que nos rodea está gobernada por ritmos: día-noche, fases lunares, las estaciones.
El niño que nace debe incorporar este ritmo a su vida. Los adultos los acompañamos en este proceso,
generando en ellos seguridad y confianza en el mundo que los rodea, lo que luego se transformará
en fruto para su futuro.

En el día del Otoño, retomamos un nuevo ciclo.

Desde hace 4 años que comenzamos con el taller, poniendo dedicación y cariño,
acompañando conscientemente la madurez y los ritmos que viven en el niño y
su relación con la naturaleza. Creamos un ambiente en el que realizamos nuestros
quehaceres para que los niños puedan vivenciar lo que cada material natural transmite,
apelando al verdadero sentir.
Combinamos cantos, rondas y ritmos con el trabajo en la tierra, arte (pintura, modelado, entre otros) y cuentos.


Dias, horarios y lugares
http://www.huertabiodinamica.blogspot.com/

Miércoles:
Turno mañana: de 9 a 11hs.
Turno tarde: de 15 a 17 hs
Iglesia Alemana. Oroño y San Lorenzo. Rosario
Jueves:
Turno tarde: de 15 a 17hs.
Allpa Mama, Sarratea 680 bis (Juan José Paso al 8200). Fisherton

Las maestras somos

Alejandra Gaibassi
Candelaria Gómez Murray
Leila Remedi
Natalia Fernández (Khailas)
Soledad Autino
Violeta Veyeler
Adriana Fernández Bantle

Informes
Adriana (0341) 156 614008
Candelaria (0341) 156 012 888
Leila (0341) 431 1578


Invitación especial para toda la familia
El sábado 10 de marzo, nos encontraremos en la Iglesia Alemana (por Oroño)
de 9 a 16 hs para pintar artísticamente el salón de clases, preparar los canteros de la huerta,
poder conocernos mejor con los padres de 11 a 13 hs y luego un almuerzo a la canasta,
terminando después con la pintura.
Cualquier duda, no duden en consultarnos! Los esperamos!

Imágenes integradas 1

Cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor “del fuego” Simone Seija Paseyro Uruguaya – 45 años



Alguien me dijo que no es casual…que desde siempre las elegimos. Que las encontramos en el camino de la vida, nos reconocemos y sabemos que en algún lugar de la historia de los mundos fuimos del mismo clan. Pasan las décadas y al volver a recorrer los ríos esos cauces, tengo muy presentes las cualidades que las trajeron a mi tierra personal.

Valientes, reidoras y con labia. Capaces de pasar horas enteras escuchando, muriéndose de risa, consolando. Arquitectas de sueños, hacedoras de planes, ingenieras de la cocina, cantautoras de canciones de cuna.

Cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor de “un fuego”, nacen fuerzas, crecen magias, arden brasas, que gozan, festejan, curan, recomponen, inventan, crean, unen, desunen, entierran, dan vida, rezongan, se conduelen.

Ese fuego puede ser la mesa de un bar, las idas para afuera en vacaciones, el patio de un colegio, el galpón donde jugábamos en la infancia, el living de una casa, el corredor de una facultad, un mate en el parque, la señal de alarma de que alguna nos necesita o ese tesoro incalculable que son las quedadas a dormir en la casa de las otras.

Las de adolescentes después de un baile, o para preparar un examen, o para cerrar una noche de cine. Las de “veníte el sábado” porque no hay nada mejor que hacer en el mundo que escuchar música, y hablar, hablar y hablar hasta cansarse. Las de adultas, a veces para asilar en nuestras almas a una con desesperanza en los ojos, y entonces nos desdoblamos en abrazos, en mimos, en palabras, para recordarle que siempre hay un mañana. A veces para compartir, departir, construir, sin excusas, solo por las meras ganas.

El futuro en un tiempo no existía. Cualquiera mayor de 25 era de una vejez no imaginada…y sin embargo…detrás de cada una de nosotras, nuestros ojos.
Cambiamos. Crecimos. Nos dolimos. Parimos hijos, o no. Enterramos muertos. Amamos. Fuimos y somos amadas. Dejamos y nos dejaron. Nos enojamos para toda la vida, para descubrir que toda la vida es mucho y no valía la pena. Cuidamos y en el mejor de los casos nos dejamos cuidar.

Nos casamos, nos juntamos, nos divorciamos. O no.

Creímos morirnos muchas veces, y encontramos en algún lugar la fuerza de seguir.

Pasamos noches en blanco, noches en negro, noches en rojo, noches de luz y de sombras. Noches de miles de estrellas y noches desangeladas. Hicimos el amor, y cuando correspondió, también la guerra. Nos entregamos. Nos protegimos. Fuimos heridas e inevitablemente, herimos.

Entonces…los cuerpos dieron cuenta de esas lides, pero todas mantuvimos intacta la mirada. La que nos define, la que nos hace saber que ahí estamos, que seguimos estando y nunca dejamos de estar.

Porque juntas construimos nuestros propios cimientos, en tiempos donde nuestro edificio recién se empezaba a erigir.

Somos más sabias, más hermosas, más completas, más plenas, más dulces, más risueñas y por suerte, de alguna manera, más salvajes.

Y en aquel tiempo también lo éramos, sólo que no lo sabíamos. Hoy somos todas espejos de las unas, y al vernos reflejadas en esta danza cotidiana, me emociono.

Porque cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor “del fuego” que deciden avivar con su presencia, hay fiesta, hay aquelarre, misterio, tormenta, centellas y armonía. Como siempre. Como nunca. Como toda la vida.



Para todas las brasas de mi vida, las que arden desde hace tanto, y las que recién se suman al fogón.